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José Luis Sánchez

Al empezar la modernidad, torturar gatos, preferiblemente negros, era una diversión, el martes de carnestoladas o mardi gras, casi siempre. Negro como mi primer gato. Negro como el niño que juega en los semáforos. Negro como la palabra que ha generado tanta división.

 

Estaba muerto del frío entre una llanta y un andén. Lo llevé a la Universidad Nacional donde me pidieron que me lo quedara porque en Zoonosis tenía poco futuro, uno del color de su pelo. Con esa predicción le di casa. Y nombre: Alfalfa.

Mi vecina, la que siempre creíamos que era una bruja por sus camadas de gatos negros, me dijo que lo cuidara mucho y no lo dejara salir tanto. Si bien son poco apetecidos para adopción, su valor crece para algunos grupos que repiten aquellos rituales europeos del carnaval. Los adoradores del demonio anhelan la sangre del animalito el 31 de octubre.

Con eso comenzó mi fijación con el color de los felinos. Negros, pocos, excepto en la calle. Probablemente el último lugar en que estuvo mi gato antes de desaparecer. Salió un 30 de octubre y no volvió. Y por la fecha no creo que haya salido a comprar cigarrillos. Prefiero no pensar en qué le pasó, pero hasta ahí llegó mi ánimo por tener animales.

Meses después, mi hermano trajo un cochambre a la casa. Salvador le puso. Negro era su color. Una amiga suya estaba en campaña de adopción de esos animales que dicen son de mala suerte. Tal vez no traen ese tipo de suerte pero definitivamente sí la tienen. Ella dice que la gente prefiere de cualquier otro color, a esos ni los miran.

Ella se dedica a recoger gatos de la calle y buscarles hogares de paso y definitivos. Diseña estrategias para que los adopten a través de su propia ONG casera: Amigato Adopciones. Ha logrado darles techo y familia a muchos de estos animales. Pero siempre encuentra un obstáculo: los negros.

Existe entonces un racismo que no vemos. Un racismo felino. Lamentablemente también tiene su ku klux klan, los satánicos. Aquellos que probablemente se apropiaron de Alfalfa una víspera del día de brujas.

 

Racismo animal

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